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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: març, 2008

La primera bebida...

Imatge
Recuerdo vagamente aquella tarde. Han pasado ya, casi un par de décadas. Con todo, puedo asegurar que entre las 15:00 y las 16:00 horas de un caluroso día de julio, mi padre me dejó en la acera de plaza España y caminé hasta la jefatura provincial de tráfico. Las palabras de mi progenitor fueron concisas: -¡Coñac! Una copa de coñac te aflojará los nervios y todo irá perfecto. En un bar, al lado de la puerta de entrada donde tenía que entrar a examinarme de la teoría del carné de conducir motocicletas, entré y pedí una copa de coñac. Mientras el camarero llenaba la copa de aquel líquido color caoba, mi estómago se endurecía y mi boca salivaba al tiempo que me preguntaba si sería yo capaz. El primer sorbo quemó, quemó los labios y lengua por completo y no me atrevía a tragarlo. Deduje que era mejor hacerlo que quemarme las encías. El segundo sorbo, no sólo quemó toda la boca que había empezado a dormirse, sino que también iba escociendo a medida que se precipitaba esófago abajo hasta ca